Los influencers, los nuevos prescriptores digitales, están ganando espacio en las estrategias de los anunciantes.
Es necesario conocer en profundidad el objetivo del anunciante, su target, así como todos aquellos atributos que se pretenden comunicar. En función de estos, y otros aspectos, se establecen los perfiles que ofrecen valor a la campaña y se comienza la fase de contrato y contratación.
En esta fase es clave alcanzar un equilibrio entre influencer y anunciante, que permite obtener las interacciones suficientes para que se consiga los impactos deseados en el plan estratégico.
Es clave determinar los canales que mejor rendimiento ofrecerán dentro de las posibilidades que cada influencer ofrece. Es necesario verificar los seguidores.
Es vital que la asociación entre anunciante e influencer sea lo más positivo y estable posible, ya que es mundo de inmediatez, cualquier crisis de reputación puede traer consecuencias indeseables en la campaña. Para ello, es necesario tomar el tiempo suficiente para conocer a los influencer, su tipo de seguidores, su tendencia y aquellos aspectos que pueden resultar de cierto riesgo para el anunciante.
Las campañas realizadas anteriormente y su posible asociación a la propuesta.